ALEJANDRO RODRÍGUEZ | BARCELONA
Sufriendo
hasta el final. No podía ser de otra manera, el Tenerife, fiel a su
estilo, hizo sufrir a miles y miles de tinerfeños que veían que un gol
del equipo catalán les arrebataría el tan ansiado ascenso de categoría.
El gol no llegó y sí lo hizo el pitido final. El Tenerife vuelve a
Segunda División tras dos años vagando por el pozo del a Segunda
División B. Una categoría que esperemos tarde muchas décadas en aparecer
ligada al Club Deportivo Tenerife.
El
partido fue como se esperaba, trabado y con poco ritmo. L'Hospitalet
pusó todo sobre el césped sintético del Feixa Llarga pero se quedó a un
gol de remontar el 3-1 logrado por el Tenerife en el Heliodoro. El gol
de los catalanes en el minuto 55, obra de Cirio, llevó el miedo al más
de millar de chicharreros que se dieron cita en Barcelona para ver el
ascenso del Tenerife.
Los
minutos finales no fueron aptos para cardíacos. Los aficionados apenas
miraban, los jugadores en el banquillo no podían estar sentados y el
sufrimiento de cada aficionado blanquiazul era enorme. Hubo un amago de
celebración cuando el colegiado del encuentro pitó un fuera de juego.
Los nervios y la confusión hicieron creer a los blanquiazules que era el
final. Falsa alarma. Hubo que volver a poner el balón en juego y sufrir
un minuto más. Un minuto eterno pero que acabó de la mejor manera
posible, con un Álvaro Cervera corriendo hacia el centro del campo para
abrazarse con los suyos. Esa fue la imagen, la de un equipo unido y
celebrando el regreso al fútbol profesional. Los cánticos entre afición y
plantilla devolvieron al tinerfeñismo unas lágrimas, de felicidad, que
hacía varias temporadas que visitaban los ojos del Tenerife.
El
objetivo de ascender se ha cumplido. El dúo Cervera-Quique Medina han
obrado una tarea muy complicado, que el Tenerife sea uno de esos cuatro
elegidos para subir a Segunda. Adiós al pozo de la Segunda B, no te
echaremos de menos. |
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