domingo, 7 de abril de 2013

Carl English, a ritmo de tenacidad y confianza

Carl English, a ritmo de tenacidad y confianza

Es el hombre moda en el baloncesto patrio. Ha vuelto aconseguir otro MVP semanal con 43 de valoración, y con este ya son tres los que ha logrado esta temporada. Es el máximo anotador de su equipo, un Asefa Estudiantes que ha crecido como la espuma merced a su anotación compulsiva. Pero no se queda ahí, ya que lo es también de toda la Liga Endesa, con 20’2 puntos por partido.
Vuelve a estar en la cresta de la ola, pero el discurrir de Carl English en su vida nunca fue fácil. Muy pronto, cuando tan solo tenía cinco años sufrió un suceso traumático, ya que un incendio le quitó la vida a sus padres cuando más los necesitaba. La custodia fue entregada a sus tíos que vivían en una pequeña aldea, y además fue separado de sus hermanos.
Esto le llevó a tomar una pelota de baloncesto y a no volver a soltarla en su vida. Se refugió en el basket y desde muy joven empezó a destacar, haciéndose un hueco en la máxima división de la NCAA en el equipo de la Universidad de Hawaii. En los paradisíacos parajes de Honolulu brilló a escala estadounidense, anotando por encima de 15 puntos por noche y masacrando desde la línea de tres, algo que le acompañará toda su carrera.
En 2003 acaba su periplo universitario, y pese a enrolarse en los entrenamientos de verano de los Pacers, no fue drafteado por la franquicia de Indiana y pasó a la NBDL, donde militó dos temporadas. Estaba listo para dar el salto al viejo continente, y en el año 2005 firmó un contrato anual con un clásico europeo como la Virtus Bologna, donde no terminó de explotar, anotando poco más de siete puntos por partido. No renovó y en la siguiente temporada pasó a las filas del KK Zadar. En la costa Dálmata fue pieza clave para la consecución de la Copa y el subcampeonato de Liga a manos de la Cibona Zagreb.
Su paso por tierras eslavas no pasó desapercibido, y el Gran Canaria le echó el ojo, y en la 2007/2008, Carl vistió la camiseta amarilla. La preciosa ciudad canaria le recordaba a Hawaii, y en la mejor liga del baloncesto FIBA se destapó como un anotador de muchos quilates, con 15 puntos por encuentro. En la temporada siguiente siguió en el GranCa y sus promedios se mantuvieron anotando de nuevo 15 puntos de media, que llevaron al conjunto pío-pío a jugar los PlayOffs por el título liguero.
Estaba en el escaparate continental, y un grande como el Baskonia le ofreció un contrato que no pudo rechazar. En la capital vitoriana no gozó de un rol titular, pero eso no fue óbice para encestar 10 tantos por noche, y ganar la Liga en una mágica final contra el mejor Barcelona de la historia.
Pero su ambición por jugar y ser el mejor no le permitía volver a pasar otra temporada en el banquillo, con lo que pasó a otro clásico de la liga como el Joventut. Pese a un inicio de liga fantástico, volviendo a sus promedios en el GranCa, se lesionó al término de la primera vuelta de gravedad para perderse el resto de la temporada. Otro duro golpe más a sus espaldas.
Aún así, en la temporada 2011/2012 encontró acomodo en Sevilla, y fichó por el Cajasol, donde llegaría a disputar las semifinales de Copa y los PlayOffs. No obstante, su año en lo personal puede ser el peor de su carrera. Aunque sus números no fueron del todo malos (7’6 puntos por encuentro), nunca hubo feeling con Plaza, que desde un principio le condenó al ostracismo, negándole minutos importantes, no elaborándole jugadas para que acabaran en tiros suyos, o incluso no jugándole bloqueos directos. Toda la confianza recaía en Txemi Urtasun, con manga ancha para hacer y deshacer sobre el parquet en el puesto de escolta. Aún así, Captain Canada dejó partidos para el recuerdo, como el que enfrentó a los sevillanos contra el Lucentum, donde anotó 25 puntos en tan solo 19 minutos de juego; o el de la semifinal de Copa contra el Madrid, en el que estaba masacrando al equipo capitalino desde el triple hasta que una desafortunada lesión en la mano le dejo fuera de combate.
Pese a que Plaza haría las maletas al final de la temporada, English decidió no prorrogar su estancia en Sevilla un año más, y superar uno de sus años más aciagos. Por suerte, su camino se cruzó con el del Asefa Estudiantes. Un club con una filosofía distinta, donde ganar no es lo más importante. Un club cuasi bohemio. Y en Magariños, nuestro protagonista se siente más cómodo que nunca. Txus Vidorreta le entiende y le da lo que necesita: confianza. El juego estudiantil orbita sobre su figura, y recibe la atención táctica que merece. Salta a la vista que todo le sale al equipo del Ramiro de Maeztu a las mil maravillas, ya que tras una temporada negra, el equipo ha despegado y con un juego primoroso, ocupa las posiciones altas de la tabla.
Hasta aquí llega mi humilde homenaje a un jugador distinto. Incomprendido en ocasiones, y que es un ejemplo de superación y amor por el deporte de la pelota naranja.
Os recomiendo que sigáis en twitter a su Club de Fans y a su amable presidenta.
PD – Prometo que ni siquiera he leído el artículo que Dani Barranquero le dedica hoy al bueno de Carl, y que en cuanto termine de redactar esto haré sin demora. Por si alguien me acusa de plagiador :D

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